El Riesgo: Una cuestión de tiempo.
Por muy optimista que seas y aunque por naturaleza pienses que todas las cosas van a ir bien, sabes perfectamente que tú y tu empresa convivís constantemente con grandes riesgos.
Un riesgo es la proximidad de un daño. Un daño que se puede producir bajo ciertas circunstancias y cuya severidad y amplitud dependerá de múltiples factores. Algunos de ellos bajo tu control, otros no.
En la actividad de tu empresa están presentes muchos riesgos. Algunos de ellos los combates activamente. De otros, por desgracia, no eres ni consciente.
- Riesgos de naturaleza laboral.
- Riesgos de naturaleza fiscal.
- Riesgos operativos.
- Riesgos económicos.
- Riesgos financieros.
- Riesgos patrimoniales.
Todos ellos amenazan a tu empresa y es una cuestión de tiempo que produzcan daños.
A continuación, te indico tres claves para la gestión de los riesgos en tu empresa.
Prevención
El riesgo tiene un fuerte componente estadístico. Aunque no existen seguridades, generalmente sufren más daños aquellas empresas que se exponen más a los riesgos. Aquellas que juegan más con “fuego”.
Es necesario, por lo tanto, que identifiques estos fuegos, los distintos riesgos que anticipan el daño que se producirá en tu empresa si no estas preparado para evitarlos una forma activa.
Toda tu organización y todos los que colaboran con ella deben conocer perfectamente cuales son los límites que, como empresa, nunca se van a sobrepasar y, por lo tanto, dentro de qué ámbito se debe desarrollar toda la actividad.
Previsión
La previsión de los daños es una cuestión de supervivencia. A pesar de todas las cautelas y medios que hayas puesto para reducir los riesgos, alguna de estas amenazas se transformarán en realidad.
En la medida de que hayas dispuesto convenientemente recursos dentro de tu empresa para hacer frente a las contingencias que se produzcan, los daños reducirán su impacto sobre la organización y sus efectos serán menos visibles y duraderos.
Responsabilidad
Todos los daños que se produzcan en la estructura de tu empresa, sea cual sea el área, generarán consecuencias. Lo importante en estos casos es que las responsabilidades no rebasen los límites que la empresa puede tolerar y, desde luego, no invadan o comprometan recursos necesarios para la supervivencia de la empresa.
Limitar las responsabilidades, limitar las consecuencias, es una obligación que como empresario siempre debes tener cumplir. Para ello debes establecer cortafuegos, sistemas y herramientas que te aseguren que bajo las peores circunstancias la empresa, en su sentido más amplio, no se vea comprometida.